Se encuentra a unos escasos metros de la plaza Río de Janeiro en la Roma. Desde que fui por primera vez me gustó el ambiente: relajado, poco pretencioso, aunque en algún momento podría parecer que quiere ser hipster, pero el humor del lugar es muy cómodo . El mobiliario es casi todo de madera, lo cual creo siempre le da un toque distintivo a los lugares. Tienen una terraza chica, pero lo suficientemente bonita, y con buena vista a la plaza. La manera en la que se encuentra distribuido el local por dentro es de mis favoritas: la cocina está en medio y a la vista, bordeada por una barra, que aunque es un poco incómoda, invita mucho a sentarse para por lo menos estar muy cerca de lo que se está cocinando. A los costados se encuentran las mesas.
El lugar propone servir, como lo dice su nombre, bocados: platos rápidos, sencillos y ricos. La Barra se suma a la lista de establecimientos que ofrecen durante la hora de la comida un menú fijo. La opción parece excelente: entrada, plato fuerte, postre y bebida por escasos $100. (¿por qué no abundan estos lugares cerca de oficinas?) No he tenido la oportunidad de ir a comer, pero parece ser que es bastante concurrido durante la comida. En la noche si bien nunca está a reventar e imposible entrar, siempre es bueno tomar precauciones y reservar; sobre todo si es una mesa grande. La carta está compuesta por tapas, ensaladas y pequeños platos que hacen muy fácil pedir al centro o estar pidiendo cositas cada uno. Hay de todo: cerdo, res, pescado, marisco y vegetales. Algunos bocados son muy clásicos, como la patata española y otros platillos simples pero frescos e innovadores. La barra criolla se presta mucho para ir a echar el trago con los amiguis, por lo que la lista de bebidas es amplia: trago fuerte, cócteles, variedad de cervezas, el fuerte de moda (mezcal), y una lista corta de vinos. Se agradece que tengan cerveza de barril.
Pintxos de Salmón |
He ido bastantes veces, la primera vez fue una de esas veces que salí con Tere a cenar buscando un lugar que no hubiéramos ido. Desde el principio nos gustó mucho, y fue uno de esos lugares que frecuentamos con regularidad. Ahí cenamos esa vez, luego otro día fuimos después de uno de nuestros intento por escribir un ensayo en una revista (sigue el vivo el proyecto), y seguro fuimos otra vez. Después he ido con distintos grupos de amigos y ha estado bastante memorable. Particularmente la última vez, que nos corrieron ya muy tarde por borrachos. Impresiones ha habido de todas. Cuando fue Checo sacó su típica expresión que sale cada vez que no vamos al Chilis, Applebees o Sonora Grill “está padre gooey, y cómo das con estos lugares”. En general la comida gusta a todos, aunque no falta el mamoncito que sale con comentarios como “estas tapas no están tan bien, les falta punch” (cof cof Yerman). Pero está bien, uno que no tiene tantas oportunidades de ir a la madre patria, se conforma con lo que hay acá. Los favoritos de la afición son las: perlas de cerdo (meatballs de cerdo, con jengibre y una salsa agridulce), el pintxo de salmón (cremoso, bastante deli), la pizzeta ( pan árabe, camembert y peras), la tortilla española, que les queda bastante buena (aunque ya saben lo que opina Yerman...) ,el sashimi de callo de hacha, que está bastante exquisito y los mini-burgers, que según Dieguito se dan un tiro con las del Felix, estas últimas también me hacen muy feliz. Durante algunas de mis visitas he sido ampliamente criticado por mi glotonés, lo cual es totalmente cierto: resulta engañoso el que estén sirviendo tapitas y es muy difícil dejar de comer, sobre todo si uno tiene buen diente, aunque luego todos caen en lo mismo, como Heshu , que no dejó de fregar, pero tampoco de entrarle. La Barra Criolla inspira: esa última vez de la borrachera de mezcal Pollito nos contó la historia de su linaje sangre azul: pitic born and raised (colonia pipiris nais de hermosillo), niño bien de toda la vida.
Hamburguesitas |
La barra también se presta para llevar a comensales difíciles, como mi roomie el Mikey, que es “vegetariano” y un verdadero pain in the ass cada vez que salimos a comer. Es como ir a comer con niños. La bocadería es una buena opción para ir con cualquier tipo de paladar y personalidad: superó la prueba de ir con un sonorense amante de la carne asada (a ellos les suele molestar cualquier otra opción de cenar que no sea CARNE o STEAKS), el Jaime, quien aunque se vió muy cuidadoso (espero a que todos pidiéramos, probó todo y después pidió lo suyo), salió bastante contento. También me he encontrado a otros amigos, como al Cheque, que coincide en que la bocadería saca la casta.
Los dueños y el staff son a toda madre: la vez pasada aguantaron nuestros gritos y nos invitaron una ronda de mezcal. Siempre atienden bien y constantemente te están ofreciendo y recomendándote buenas opciones.
Happy Bear
La barra Criolla – Bocadería
Reservaciones 52072301 Horarios: Lunes, Martes, Miércoles 2pm a 12am Jueves,Viernes, Sábado 2pm a 2am
twitter @barracriolla